El tren maya; Una oportunidad de desarrollo rural
La Opinión de Armando Elizalde, Analista económico y Agropecuario
Hace más de 50 años fui testigo de la creación de Cancún, centro turístico que fue diseñado para competir con los desarrollos del Caribe, como: Miami, Nassau y Bahamas; existía en esa zona de la península de Yucatán solamente bella naturaleza virgen, hermosas playas blancas y mar azul turquesa. Me tocó ver serios y completos estudios de planeación y presentaciones de lo que sería el proyecto.
El Gobierno Federal a través de un Fideicomiso en el Banco de México, el Fondo de Promoción e Infraestructura Turística (INFRAUR) realizó en dos años los estudios y proyectos principales, posteriormente ejerció en 4 años, una inversión de ciento cincuenta millones de dólares en infraestructura turística básica, para que llegara la inversión privada de los principales hoteles nacionales y extranjeros que se instalaron. La fuente financiera principal fue el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con un primer crédito de ciento cincuenta millones de dólares para infraestructura inicial.
La mano de obra fue cubierta principalmente por habitantes de la península, tan solo en la infraestructura se generaron más de cinco mil empleos directos. Principalmente del centro del país llegaron los gerentes que se encargarían de administrar los recién creados negocios.
Ya a la distancia y con el tiempo que ha transcurrido hemos visto hasta donde ha llegado Cancún. Esta experiencia nos ha arrojado lecciones de cuáles han sido los beneficios y aciertos de la planeación. Algunos resultados han sido positivos y otros negativos, se evidenció además la magnitud del impacto económico y social que puede traer un proyecto como éste a toda una región. El balance se observa positivo, la zona es una de las principales generadoras de divisas del país y es uno de los polos turísticos más visitados del mundo.
Actualmente desde mi nueva sede en Akumal Q.R. sigo investigando y haciendo consultoría en desarrollo rural, y es desde donde escribo esta nota para los lectores del Periódico AGRO 21. Mi contacto con la región inició cuando recientemente trabajé en proyectos productivos del trópico húmedo en el sureste y ahora continúo investigando y estudiando lo relacionado con el sector agropecuario en la Península de Yucatán.
Es entonces obligado tratar el tema de la construcción del Tren Maya, que el gobierno federal ha venido impulsando como uno de sus principales proyectos para promover el desarrollo de esta región que incluye los estados de la Península de Yucatán y Chiapas y del que, hasta ahora se han divulgado más los temas relacionados con la construcción de la infraestructura , su trazo y por desgracia la información más conocida son las protestas de diversos grupos ambientalistas sobre el efecto que está ocasionando la construcción.
Conocido también es, que para contrarrestar los efectos ambientales del proyecto se van a sembrar árboles en miles de hectáreas en toda la península incluyendo a Chiapas. Pero un aspecto importante que no conocemos o no se ha presentado, es si existe un programa de proyectos productivos comunitarios relacionado con el tren y que tendrían vinculación con temas rurales o agropecuarios, materia de interés para estudiar lo que en el futuro se pueda detonar en la región. Estos proyectos pueden ser transversales y de integración productiva que sirvan de apoyo y proveeduría a los requerimientos del mismo tren y a la nueva actividad turística que se espera genere el proyecto.
Como está programado que el tren entre en funcionamiento en 2024, debemos considerar que es el momento en que se deben promover e implementar programas o planes de proyectos productivos y de servicios que sean generados desde lo local, con comunidades y pequeños inversionistas empresarios de la península, logrando que las comunidades no vean pasar el desarrollo, al paso del tren, y que los beneficios de estos proyectos no lleguen solo a los que tienen la estructura, recursos y relaciones oficiales para aprovechar lo que se espera genere. Es lo que la población debería esperar y sería necesario dar seguimiento a los anuncios respectivos de las autoridades o responsables de este magno esfuerzo.
Esta tarea de promoción de proyectos productivos, si no es atendida por el gobierno federal que es el impulsor del tren, sean los Gobiernos Estatales que conocen más el territorio, a sus habitantes y además los productos y servicios que se pueden incluir, los que trabajen iniciativas para que de manera coordinada impulsen proyectos y agronegocios de diversa índole, que generen beneficios a los pequeños productores convertidos en emprendedores dueños de negocios productivos. La Península de Yucatán y Chiapas tienen gran potencial de productos y recursos humanos que se pueden aprovechar. Ejemplos hay muchos, el mismo Banco Interamericano de Desarrollo y otros organismos financieros han apoyado proyectos de este tipo en múltiples lugares del mundo
En resumen, se presenta con el Tren Maya una gran oportunidad, pero hay que trabajar y coordinar las acciones y esto lleva tiempo