IMPACTOS AL CAMPO
El 8 de mayo se anunció que México establece un arancel de 35% a importación de sulfato de amonio. Este anuncio fue bajo la publicación de un decreto en el Diario Oficial de la Federación DOF que señala que ante un desplazamiento de la producción nacional, el gobierno mexicano decidió implementar un arancel de 35 por ciento al sulfato de amonio, un fertilizante muy utilizado en el campo para aumentar la cosecha.
Entre otros argumentos, señala la modificación publicada, que en el periodo de 2019 a 2023, las importaciones de sulfato de amonio pasaron de una participación del 22 al 51 por ciento del consumo nacional aparente, lo que ha provocado un desplazamiento en la competitividad, “así como una capacidad instalada ociosa de la industria nacional de fertilizantes”.
Ante este anuncio, paso a realizar este análisis y mis comentarios para los lectores del Periódico AGRORURAL.
La situación es fácil de comprender: México no produce el suficiente sulfato de amonio para satisfacer las necesidades de su producción agrícola, por lo que el aumento en el arancel a las importaciones impactará de manera directa en los costos de producción, que como bien sabemos, terminarán por reflejarse en los precios de los productos frescos que todos consumimos.
En fecha reciente el gobierno emitió un decreto que indica que el impuesto a las importaciones de sulfato de amonio pasará de 0% a 35%, lo cual tiene como objetivo impulsar la producción nacional; es decir, todo el producto importado será más costoso, para que así se compre el producto nacional. Sin embargo, si la producción nacional no es suficiente me parece un grave error, porque primero se debe garantizar que la producción nacional puede satisfacer una mayor parte de la demanda.
Desde la Secretaría de Economía indican que 2023 las importaciones de sulfato de amonio representaron el 51% de lo que el país necesita, por lo que más de la mitad de lo que se requiere de este fertilizante proviene del extranjero, cuando en 2019 la cifra era de solamente el 22%. Estos números nos indican que el sector agrícola nacional requiere mucho sulfato de amonio para sus cultivos.
El uso de sulfato de amonio es especialmente importante en aquellas regiones agrícolas con suelos alcalinos y dónde la deficiencia de azufre es un problema recurrente. Algunas regiones con estas características son El Bajío, el Valle del Mezquital, la Región Lagunera, el Valle de Mexicali, el Altiplano Potosino y los Valles Centrales de Oaxaca.
En lo que respecta a cultivos, en los que más se aplica sulfato de amonio, mayoritariamente durante su etapa vegetativa, están: maíz, trigo, caña de azúcar, tomate, papa, cebolla, algodón, sorgo, aguacate y cítricos.
Además, cabe mencionar que el bajo costo del sulfato de amonio, en comparación con otros fertilizantes que aporten nitrógeno y azufre, hace que sea un fertilizante cada vez más recurrido por pequeños y medianos agricultores, quienes están buscando en todo momento formas de disminuir sus costos de producción.
Se estima que la demanda de sulfato de amonio en México es de aproximadamente 1.3 millones de toneladas por año. Específicamente durante 2022 se produjeron en el país unas 494,000 toneladas, siendo que las importaciones alcanzaron 657,000 toneladas.
El gobierno indica que las importaciones están afectando la competitividad de la industria nacional, algo que solo se explica solamente si el costo de importar este fertilizante es menor que el costo de comprar lo que se fabrica internamente, en cuyo caso quiere decir que la producción nacional no es competitiva.
Incluso, en el decreto emitido se menciona que el país cuenta con infraestructura para la fabricación de sulfato de amonio que está ociosa, es decir, que no se utiliza a su máxima capacidad. Lo que no se menciona es cuánto de la demanda nacional se podría cubrir si dicha infraestructura trabajara a mayor capacidad, ni tampoco se menciona si esa infraestructura se puede poner a trabajar a máxima capacidad de manera inmediata, por lo que las dudas están ahí.
Es comprensible, hasta cierto punto, la importancia de que un país no dependa demasiado de las importaciones de fertilizantes provenientes de otros países, porque ante una disrupción de la cadena de suministro la producción agrícola se puede quedar sin insumos, o en su defecto, estos pueden aumentar sus costos de manera considerable, como pasó hace un par de años con la escalada de los precios de los fertilizantes.
Pero tampoco contamos en el país con los recursos naturales para convertirnos en una potencia productora, por lo que no podemos cerrarles las puertas o dificultarles la entrada a nuestros socios comerciales, quienes en su momento pueden dirigir parte de sus exportaciones hacia otros mercados, dejándonos con un suministro limitado.
Soy de la idea de que ciertas transiciones se deben realizar de forma gradual, y en este caso, la industria nacional tiene la responsabilidad de probar que puede aumentar su producción de sulfato de amonio para garantizar la disponibilidad, ofreciendo precios competitivos en comparación con el mercado internacional. No dudo que pueda hacerlo, pero dudo que pueda hacerlo de la noche a la mañana.
Por último, hasta donde entiendo, el 35% de arancel a las importaciones de sulfato de amonio debería ser una cifra suficiente para que el producto importado sea más costoso que el producto nacional, por lo que la demanda de este último debe comenzar a aumentar. Veamos cómo evoluciona esta situación.
Parte de las noticias y los comentarios del impacto de precios y disponibilidad que ocasiona a la producción agropecuaria, Fertecza comparte la opinión de Hugo Martínez quien en su Newsletter señala una opinión personal dirigida a los interesados en el mercado del sector agrícola mundial
Al 26 de mayo, se consolidaron, en ese momento, las expectativas alcistas de los precios de los fertilizantes. ¿Cuál será el verdadero volumen de la oferta exportable china?, ¿realmente alcanzará a impactar sobre la oferta global? Los precios registraron incrementos: la urea granular, al menos los indicativos, subieron hasta 30 usd/t; en el caso de los fosfatados los precios se mantuvieron firmes y con una mejor expectativa hacia los siguientes meses.
Lo ocurrido confirma la incertidumbre existente en el mercado internacional de fertilizantes, pues queda claro que los criterios fundamentales, de oferta y demanda, siempre son necesarios para el entendimiento del balance del mercado; sin embargo, debemos aceptar que no son suficientes y existen otras variables, algunas subjetivas, que impactan las expectativas de los precios en el muy corto plazo.
Al ser la Industria de fertilizantes en México, un mercado muy competido e informado, las noticias provenientes se reflejaron rápidamente en las expectativas de precios locales; tendremos que estar atentos a lo que ocurra en los siguientes días y semanas, pues, aunque aparentemente se despierta el interés de los compradores, aún se mantienen las presiones generadas por el atraso en la demanda.
*Olmo Axayacatl Bastida Cañada, colaborador del Grupo AGRO Comunicación Rural y Periódico AGRORURAL, es Analista y creador de contenidos de agronacion.com
PARA RECORDAR:
¿Qué es y para qué sirve el sulfato de amonio?: Es un fertilizante de reacción ácida. Utilizado para acidificar suelos con pH alcalino y alta presencia de calcios y magnesios no solubles. El azufre incorporado en el propio fertilizante proporciona una mejor disponibilidad del nitrógeno.
El sulfato de amonio puede venir en presentación seca, ya sea como pequeños cristales o granulado. En ambos casos, se aplica directamente sobre el suelo antes de iniciar con el cultivo, sobre todo si se trata de suelos calizos y alcalinos, con lo cual se activará su efecto acidificante.